lunes, 23 de junio de 2014

Madre no hay más que tres





Cuando nací mi madre me cogió en sus brazos agotados por muchas horas de contracciones y escaso sueño, me la imagino intercambiando algunas palabras (para el recuerdo, o quizá no…) con mi padre y entregaría mi cuerpo berreante, rojo como un cangrejo a una impoluta enfermera, que imagino que haría la misma broma o el mismo comentario que habría estado haciendo con los últimos 200 niños

Mi madre me enseño muchas cosas, a mí y a muchos otros niños, no en vano era profesora de primaria. De la vieja usanza, del tirón de oreja y gesto severo. Aún así los niños que pasaron por sus clases la recuerdan con mucho cariño. Yo también, evidentemente, nadie tuvo tanta paciencia conmigo ,  no era nada fácil lidiar con un niño de 4 años que corta unos pantalones vaqueros con una tijera mientras te vas a mirar si la comida está hecha…
Y es que madre no hay más que una amigos, o no? Para mí sí, a mí me crió una sola madre y un solo padre así que eso creía, pero como aún no poseo la verdad absoluta (para verdades absolutas mejor que vayáis a la iglesia) me hago preguntas.
(¡¡Algún día pasará y os vais a enterar!!)

Ahora vivo en Senegal, en un rincón bastante remoto, alejado del turismo masivo de la costa de Casamance y en una zona bastante conservadora, dominada por la etnia Peulh.
En la familia senegalesa con la que vivo hay 10 niños, un padre y 2 madres. El Islam permite a los hombres tener hasta 4 mujeres. El máximo que he visto aquí son 3 mujeres, aunque 2 es bastante normal. Algunas mujeres hacen firmar “contratos de exclusividad” a sus maridos. Supongo que así es “mejor”, o no?, los primates superiores no somos monógamos… pero no quiero juzgarlo, me faltan demasiados elementos para eso. Quizá si las mujeres pudieran casarse con varios hombres me parecería mejor…

 Mi madre “principal” se llama Binta Bah, tiene una voz potente, unas manos duras de trabajar el campo y una risa contagiosa e inocente. Binta se preocupa por si comí, si tengo agua o estoy enfermo. Mi “madre secundaria” la veo menos, viene y va a casa pero cuando está duerme en la misma choza que Binta, con otros 5 niños, se llama Maimuna. Binta y Maimuna se llevan muy bien, comparten tareas de la la casa entre ellas, Aishatu (la hija mayor) e Isa (la pequeña  “Líder de la banda de las bosnias”…algún día os hablaré sobre Isa) Comparten también cotilleos, se cambian ropa y cuidan a los hijos de la una o de la otra como si fueran los suyos propios.

Las mujeres senegalesas  son…exactamente iguales que cualquier otra mujer en el mundo en vías de desarrollo. Trabajan de sol a sol, desde que apenas pueden caminar, hacen las tareas de casa , que sin lavadora ni electricidad os puedo asegurar que es bastante más complicado. Ríen, lloran, hacen bromas y  es curioso que no perciban como trabajo el trabajo doméstico...os recuerda esto a algo?

Es conmovedor ver a mujeres de todas las edades subiendo la montaña con el niño a la espalda, la cabra de una cuerda y la compra en la cabeza. La hiperactividad, hacer el desayuno de toda la familia, moliendo maíz antes de que nadie se levante, a oscuras, lloviendo o como sea, sacar agua del pozo, limpiar la casa, trabajar el campo, atender a los animales…y si les proponemos alguna actividad como producción y envase de mermeladas (Mango y papaya, tenéis que probarlo!!) ahí están, trabajando, riendo y cantando.

Que hacen los hombres mientras tanto? Se dedican al rezo o a descansar debajo de un mango. Hay ciertas tareas que son de hombres, llevar cargas pesadas de un sitio a otro o construir chozas, el resto es trabajo compartido menos el de casa claro. Para eso se casan. Las historias de amor románticas quedan aparcadas en las telenovelas sudamericanas que ven apasionadamente, la realidad de la sociedad, patriarcal hasta el tuétano, hace que las mujeres, salvo algunas honrosas excepciones que afortunadamente van en aumento, sean madres y electrodomésticos de cocina y limpieza sin electricidad.

Las mujeres senegalesas, madre no hay más que tres, paciencia, trabajo y coquetería;
 Algunas mujeres lo llevan mejor que otras, pero en general, dos manos más para el trabajo de casa siempre son bienvenidas.




P.D. Escribo estas líneas cambiándome de choza. Me despido de Binta, Maimuna, Aishatu, Isa. Una pena, pero las seguiré viendo a la hora de la comida al menos. A Aishatu quizá no, se acaba de casar con un hombre que le dobla la edad, ella tiene 15 años.

No hay comentarios:

Publicar un comentario