Aquí despertamos, otro día lleno
de expectativas. El plandel día ya lo habíamos acordado la noche anterior; en
medio de bailes y risas con vino de palma en la pequeña playa de Ehidje. El plan era sencillo como el
mecanismo de un sonajero. Pescar, ir a la isla, cocinar y seguir festejando
todo lo que hubiera que festejar, sin motivo aparente…qué importancia podían
tener los motivos estando en Casamance!!
Desayunamos fuerte en el
restaurante de León; un diolla de libro, fuerte, amable y ya muy acostumbrado a
tratar con tubabs. El plan en teoría era sencilla, compartir gastos y esfuerzos
pero sinceramente no me veo sacando ese pececito del agua. Un capitán, capitán
de mercante se diría por el tamaño. Las provisiones comenzaron a llegar y con
el arroz, agua y el pescadito todavía coleante a nuestros pies salimos en la
piragua motorizada.