Después de un tiempo vuelvo
por estos lares para contaros que cumplo mi primer año en la RNCD de Dindefelo, en mi querido valle de Nandoumary, un añazo, qué año!Durante este tiemo pasé
por varios estados, y poniéndome gafas de científico, podría decir que por tres
estados: Sólido, líquido y gas:
Sólido
antes de llegar a la RNCD, en la preparación del viaje, seguro de lo que
quería, con muchas expectativas y sueños por cumplir.
Líquido el día anterior a volar y algunos días después de
llegar, gotitas de sudor que recorren la espalda y el sueño que llega, está ahí; "cuidado con lo que sueñas, podría cumplirse"
Gas, en una nube, y no me refiero a anuncios cursis de
higiene femenina. Me refiero a un estado cambiante de
felicidad/angustia/tranquilidad/impotencia, un poco todo a la vez.
Después de mi llegó mucha
más gente, gente que ya se ha ido y gente que puede que se quede más que yo,
compañeros en busca de su sitio, o aventura o experiencia vital, los veo y sé
que pasarán por los mismos estados que yo y antes de mi muchos otros. De una
manera u otra no somos tan diferentes y las respuestas a circunstancias
cambiantes suelen ser las mismas. Algunas conversaciones se repiten, la comida
es un clásico, la enfermedades y el calor. Entre los 4 compañeros nuevos que
llegaron, María, buena amiga, compañera de facultad y voluntaria en ESF. El
único Dios que escucha mis plegarias (Bob Marley) al fin me había enviado una
compañera de departamento, alguien para ayudar a mantener la biodiversidad,
evitar deforestación y ayudar a los locales a desarrollar cultivos más
eficientes. Puede que mi insistencia e historias sobre África influyeran algo en que María esté aquí, pero no quiero quitarle mérito a Bob. Ni siquiera
Bob me ha enviado el ansiado agrónomo, pero eso es otra historia.
Veo a María con los mismos
ojos desorbitados que me inundaban la cara, las expresiones de sorpresa, de
alegría de rechazo y de felicidad. Todos los que estamos aquí mamamos del pecho
de la cómoda civilización occidental, vivir sin televisión, sin conexión a
internet, sin bebidas frías, sin el amplio surtido de comida, pequeños y
grandes lujos que nos ofrecen las infinitas cadenas de supermercados. La
adaptación es dura y radicalmente progresiva, a trompicones. Estás en Dakar,
con el aire acondicionado de un albergue/hostel/hotel cualquiera y en 12 horas
pasas por un 405 destartalado que amenaza continuamente con caerse a piezas,
llegas a Kedougou a 10 grados más que Dakar y después a Dindefelo por lo que al
principio crees que es un largo y estrecho campo de cultivo hasta que te das
cuenta de que es una carretera…
Por el largo camino que
lleva de Dakar a Dindefelo y el aún más largo camino mental que lleva de la
locura de occidente a la tranquilidad de la RNCD Dindefelo, pasas por infinidad
de momentos que compensan las incomodidades y es por eso que estamos aquí, es por eso que María está aquí, es por eso que el equipo crece, gracias Bob, para
lo siguiente, envíame un agrónomo también.